En el sur de Islandia, escavada bajo una enorme roca volcánica, se encuentra la entrada a la cueva de Rútshellir. Sus orígenes se pierden en el tiempo y están poblados de leyendas.
Algunos creen que fue un templo pagano. Otros una antigua forja, donde un maestro enano fabricaba las más famosas espadas. Incluso la mítica Thyrfing, la espada maldita que al ser desenvainada siempre se cobraba una vida, pudo haber sido templada en las entrañas de Islandia.
La leyenda más popular habla de un hombre malvado llamado Rútur. Para algunos un saqueador, para otros un duende maligno, un troll o incluso la encarnación del mismísimo mal. Los habitantes de los alrededores le temían y una noche se reunieron para acabar con él… Lo ensartaron con sus lanzas mientras dormía en la profundidad de la cueva. Después de aquello siguieron temiendo el lugar y poco a poco fueron desapareciendo sin explicación aparente.
Lo único cierto y documentado fue la visita, en 1936, de la SS nazi bajo el mando del oficial Heinrich Himmler. Posiblemente en su búsqueda soñada de la Atlántida.
Actualmente la entrada a la cueva es el punto de partida para el ascenso a una de las piscinas naturales más bellas del mundo.